¿Por qué tenías que llegar?
Maldigo todo encuentro fortuito.
Es que me conozco perfectamente,
Es que conozco genuinamente mi mente.
No me sacio como si de un vacío tratase,
Con ansias espero que esto pase.
Lo incómodo es el juego,
Cordialmente te invito a que seas.
A que seas libre y que,
Con honestidad me seas.
Cuantos ahí fuera están esperando un fallo mío,
Que esperen o callen;
Ya no me fío.
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Publicado por Salvador Garcia Gregori
Un ordinario escritor y estudiante de psicología de la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires; Argentina.
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