Ser constante es fundamental, recorrer con elegancia el camino deparado o imprevisto es esencial. Con cabeza en alto, ya que, en el umbral espeso como si de una neblina oscura se tratase; te impide ver más allá. No solo a lo que lejos se refiere, sino también, aquello que poseemos tan de cerca y no sabemos valorar.
Pesares desgarradores, como cual navaja cortan tendones que nos dejan marcados e inútiles en el avanzar, es decir, en todo aquello que nos queda enfrentar. No deben ser vistos como una cicatriz a fuego que no nos deja pensar, es más, aquello nos da en que pensar, recordar; aquello que no nos mató, nos fortalece, aquello que no nos frenó, nos motiva, aquello que no nos extenuó, hoy nos vigoriza.